Criminalistica: el Caso de el Estilista del Jiron Huallaga

Un caso de criminalistica, que nos muestra como el crimen no paga, los errores que cometen los asesinos y que terminan por pagar muy caro. Una mirada desde la optica del criminal.

Pedro A.  Reyes Ramos
Pedro A. Reyes Ramos
10 de November · 1526 palabras.
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🕘 Resumen

Hace algunos años, en la calurosa ciudad de Iquitos, desapareció un estilista gay y todos pensaban que habría viajado con alguno de sus maridos. El asesino era un joven de dieciséis años, de buena familia, con un padre adinerado que había arrojado al gay amarrado en una caja en medio del Río Amazonas en un horario sospechoso donde nadie notó nada. Nadie sospechaba, la policía no lo buscaba y todo parecía favorecer la impunidad del crimen. Todo salió bien sin ningún chismoso, el cadáver del estilista estaba bien maniatado dentro de la caja, que al ser arrojada al río más caudaloso del mundo, se hundió de inmediato. El joven homicida sonrió, dio la mano a su cómplice, se desvivió en gratitudes y lo recompensó muy bien sintiéndose aliviado. Incluso cuando retornaban en el bote, el joven homicida contó a su cómplice, en la desaparición forzada de personas, que el gay se merecía la suerte que corrió, porque le dijo a su novia que era su amante para que ella lo dejara y él se quedara solo con él. El homicida estaba enfurecido por lo que había hecho el gay, por eso lo mató.
Hace algunos años, en Iquitos ocurrió un crimen, que casi resulta perfecto.

Un estilista, peluquero gay, desapareció como por encanto del medio laboral, en la calurosa ciudad de Iquitos.

Todos se imaginaban que habría viajado, con alguno de sus maridos, a esos interminables viajes de placer, a que están acostumbrados los maricones adinerados.

Todo iba muy bien, para el asesino del estilista.

La gente no sospechaba absolutamente nada, todo parecía favorecer la impunidad del crimen.

La policía no lo buscaba, a nadie le importaba la vida de bacanal de un gay mas, del montón, que hay en la selva.

El asesino, un joven de dieciséis años, de muy buena familia, con un padre acaudalado, seguía con su vida de lo más tranquilo, sin inmutarse de nada.

Había arrojado al gay, amarrado, en una caja en medio del Río Amazonas, tarde de madrugada, en un horario, en que nadie noto nada sospechoso. “Se trataba de alguien que embarcaba una caja en un bote, para enviarlo a un caserío cercano y punto”.

Todo salio a pedir de boca.

No hubo chismosos, el cadáver del estilista estaba muy bien maniatado, dentro de una caja, que al ser arrojada al río más caudaloso del mundo, se hundió de inmediato.

El joven homicida, sonrió, dio la mano a su cómplice, se desvivió en gratitudes, lo recompenso muy bien y se sintió más que aliviado. Nadie podría jamás saber lo que ocurrió, ni donde estaría el marica asesinado, pensó.

Incluso cuando retornaban en el bote, el joven homicida, contó a su cómplice “en la desaparición forzada de personas”, que el maricon se merecía la suerte que corrió.

Dijo:

“Este hijo de perra, le dijo a mi novia, que yo era su amante, para que ella me deje y yo me quede solo con el”.

La indignación cubrió de rojo, el rostro del jovenzuelo asesino.

Continúo su relato:

“Maricon de mierda. ¿Por qué tenia que cagarme así? Jenny sufrió, lloro, me boto de su casa.

“Cuando el maricon, me vio desesperado, se reía a carcajadas y me quería meter en su cuarto….”.”Por eso, por malo, por mal nacido, lo mate”.

Ricardo le pregunto:

¿Pero como pudiste matarlo?, “el maricon era mas agarrado que tu, era mas fuerte”

El mozo contó con detalle:

“Si era mas fuerte, pero menos inteligente”. Lo seduci, me mordí la boca, soporte la rabia y le dije que quería hacer el amor con el, pero que me dejara comprar cerveza.

“Aproveche, para ponerle en la cerveza, 10 pastillas de diazepan molidas”.

Una risa nerviosa se apodero del homicida, quien siguió narrando como mato al gay….

“Cuando habíamos tomado cuatro cervezas, el maricon, comenzó a perder el sentido, quería mantenerse de pie, pero no podía, quería resistirse al letargo que le provocaron las pastillas, pero no pudo, comenzó a gritar desesperado a convulsionar, los ojos los tenia desorbitados, parecía un zombi….”

Cogi un cable eléctrico y lo ahorque con el. Puse todo mi peso, jalando para atrás, con todas mis fuerzas, el maricon temblaba, no pudo soportar mas y solo zapateaba, intentando librarse, hasta que dejo de moverse.

Salí dejando todo bien ordenado, limpio, tome mi moto y fui rápido al depósito donde trabaja mi papa, le dije al guardián que me ayude a sacar un cajón de madera.

Pare un taxi y pague para que lo lleven hasta el puerto.

Al maricon lo recogimos y lo sacamos envuelto en sabanas, de su casa. Lo llevamos al puerto mazuza y allí lo metimos en la caja de madera, la clavamos y listo.

Te agradezco tu apoyo, te compensare muy bien. Se despidió de su cómplice.

Todo aparentemente, termino esa noche. El homicida, regreso a su casa, su cómplice lo felicito, por matar al gay.

Pasaron algunos días y todo aparentemente había salido perfecto.

Nadie echaba de menos al estilista, todos se imaginaban que se había ido de viaje, con alguno de sus numerosos amantes.

Hasta que una mañana, un balsero que iba por el Amazonas, camino a Genaro Herrera, vio una gran caja que flotaba en el río.

Aviso a sus amigos, buscaron un bote grande y jalaron la caja hasta la orilla. Los lugareños, habían pactado que no revelarían a nadie, lo de la caja.

Todos creían que el contenido seria algún botín, algo que se habría caído de alguna embarcación, pero enorme fue su sorpresa y grande el susto que se dieron. Al desclavar la caja, vieron el cuerpo hinchado, putrefacto, del gay asesinado.

Corrieron a llamar a la capitanía de puerto, a la policía, que llego de inmediato y asombrados contemplaron un cadáver irreconocible.

La policía llevo el cadáver a la morgue, algunos criminalistas, con ayuda de forenses, trataban de identificar al muerto.

La noticia salio en radio y televisión, el joven homicida Billy, enmudeció y no quiso desayunar, su madre lo noto pálido y le pregunto que pasaba.

Billy sentía que la cabeza le iba a reventar, un gran miedo se apodero de el.

No podía comprender, como maldita sea, la caja termino flotando en el río. No entendió, que su gran error fue: “arrojar un cadáver maniatado, en una caja al río”.

El río en un primer momento, se trago la caja, por el peso de la madera, sumado al del cadáver. El cajón y su contenido se hundieron.

Pero ya en la profundidad del río, el cadáver comenzó a podrirse, y comenzaron a emanar “los gases del cuerpo del gay muerto”. “Estos gases”, hicieron que nuevamente subiera a la superficie la caja y que quedara flotando.

Una persona muerta se hunde, y en cuanto entra el agua en sus pulmones, se hunde deprisa. Ojo.

Cuando se empieza a descomponer en el fondo del agua, el proceso de descomposición genera gases como CO2 y metano, que llevan el cuerpo a flote. Cuando la descomposición está tan avanzada que se rompen los tejidos, se pierden los gases y los cuerpos vuelven al fondo. Alli esta la explicacion.

Esto se pudo haber evitado, si es que Billy hubiere sido “un sicario profesional”. Hubiere bastado con que , encadene a los pies del asesinado, varios bloques de concreto y lo arroje al agua.
Un pescador de Cullera hallo el cadáver de un hombre sumergido en el río Júcar y con varios bloques de hormigón encadenados a sus pies, según informo fuentes de la Policía de esta localidad de la comarca valenciana de la Ribera Baixa, en Espana
La víctima del suceso, identificado como Raúl Oller, de 34 años, natural de Cullera y empleado en una fábrica de embutidos en Torrent, llevaba diez días desaparecido hasta que su cuerpo fue rescatado.
“Al joven asesino, de la historia que revisamos, los gases, le echaron a perder la fiesta”.

“El mas minimo error es fatal, para un homicida“.

Pero como nuestro protagonista de esta historia, solo era un mozo enfurecido, por la vergüenza que le hiciera sufrir el homosexual, con su noviecita y actuó omnibulado por el odio, no hizo más que actuar de manera torpe, sin pensar.

Los “asesinos profesionales”, son fríos, actúan con cautela, de modo calculado, poniéndose en distintos escenarios, son metódicos, atan todos los cabos sueltos, no se confían, se aseguran bien de que las cosas resulten, tal como lo exige su trabajo.

La policía logro identificar al estilista, logro probar que el día en que desapareció, la ultima persona que lo visito, era Billy.

Sumado todo esto al hecho de que el jovenzuelo asesino, desapareció, escondiéndose en casa de una tía, donde fue capturado, por no presentarse a las insistentes citaciones policiales. Termino el jovenzuelo, confesándolo todo a los acuciosos policías, que tras un interrogatorio de catorce horas, lograron, que contara hasta cuatro historias distintas, cayera en contradicciones y terminara narrando en un mar de llantos, porque mato al estilista gay.

Este caso nos hace recordar otro, el del “asesino de la maleta”. El del norteamericano, que mato a su esposa peruana, la puso en una maleta y hecho un idiota, la arrojo mar adentro. La maleta regreso del fondo del océano “gracias a los gases que emanan del cuerpo de una persona muerta y maniatada, arrojada a modo de paquete a las aguas”. Los gases hacen que flote el cadáver, hacen que suba a la superficie.

El homicidio, es un delito abominable, que se debiera de castigar de igual modo: con la muerte del asesino. La cadena perpetua es muy poca cosa, la silla eléctrica, el paredón, la inyección letal, es lo justo.

Ninguna persona, debe ser muerta impunemente, por ningún motivo. Nada justifica el homicidio.

El crimen no paga, no lo olvide.

PEDRO ALEJANDRO REYES RAMOS
Instructor de Seguridad Pública y Privada
Inscrito en DICSCAMEC
Ministerio de Interior de Perú
http://www.slideshare.net/LUXUSPERU/manuales-de-seguridad-armas-cortas-en-venta-10106102

PEDRO ALEJANDRO REYES RAMOS
Director de AASIPPPERU
http://www.slideshare.net/LUXUSPERU/manuales-de-seguridad-armas-cortas-en-venta-10106102

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