La Perfeccion Mental

Hoy te hablaré sobre el deseo de perfección mental y sus consecuencias. Pero antes permíteme relatarte un cuento: Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, ....

Msc.rafael Bestard Bizet
Msc.rafael Bestard Bizet
24 de January · 736 palabras.
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🕘 Resumen

En este artículo, el autor aborda el tema del deseo de perfección mental y sus consecuencias. A través de un cuento de un cargador de agua de la India con dos vasijas, una perfecta y otra con grietas, el autor explica cómo cada uno de nosotros tiene nuestras propias imperfecciones y cómo esas grietas son lo que nos hace únicos y especiales. La vida no nos pide perfección, y la diversidad en la naturaleza es una muestra de ello. La perfección es una ilusión que puede llevar a la insatisfacción y a la baja autoestima. En su lugar, aceptar y abrazar nuestras imperfecciones puede ser una fuente de fortaleza y aprendizaje. La vida nos utiliza tal y como somos, y nuestras grietas son lo que nos permite crear belleza. En resumen, la perfección no es necesaria para vivir una vida feliz y satisfactoria, y es importante aceptar y amar nuestras imperfecciones para vivir una vida plena.

LA PERFECCION MENTAL
AUTOR: MsC. Rafael Bestard Bizet
Psicoterapeuta y profesor de Psicología.
Hoy te hablaré sobre el deseo de perfección mental y sus consecuencias. Pero antes permíteme relatarte un cuento:

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua. Al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habla al aguador diciéndole: -“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir”.

El aguador, le dijo compasivamente: -“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”.

El aguador le dijo entonces: -“¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza”.

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Nunca vamos a acoplar perfectamente en los modelos culturales que impone la sociedad. Todos somos vasijas agrietadas y la vida nos utiliza tal y como somos. La vida no nos pide perfección. Observa la diversidad en la naturaleza. A la existencia no le gustan los modelos, ni las repeticiones. Todo esta confeccionado de una manera única e irrepetible.

Ningún ser vivo quiere parecerse a otro. Todos están a gusto con lo que son. Solo el ser humano sufre tratando de imitar un ideal de acabado final que no existe, solo él sufre queriendo ser otro y se pierde la oportunidad de ofrecerse a la vida y a los demás con todas sus grietas. Y eso es un desgaste inútil. Si caes en la cuenta casi toda nuestra actividad cotidiana se ha convertido en un constante medir a otros o en un medirnos. Se nos exige, exigimos y nos exigimos cambiar constantemente para acoplarnos a un patrón o a un molde impuesto por la sociedad y no nos damos cuenta que la tal perfección es solo una invención mental para tratar de uniformarnos, para no aceptar la diversidad que existe en el universo. Porque en el fondo a la mente humana le aterroriza la variedad. Ella no puede aceptar la diversidad pues solo en la búsqueda de una supuesta uniformidad es que ella se perpetúa.

Comprende que los cambios que experimentas o has experimentado y que son necesarios en la vida te lo dicta el momento, no ningún ideal de perfección. Y el camino para el cambio solo empieza con la aceptación. El querer ser perfecto o el querer alcanzar alguna meta de índole social o espiritual solo impide la aceptación y sin ella no puede haber cambios reales en tu vida.

Por eso te brindo este consejo para que lo ejercites: No le pidas a tu cónyuge, o a tu hijo o a tu amigo que sean perfectos y que traten de encajar en un modelo mental idealizado de ser humano. Y tampoco te lo pidas a ti mismo. De hecho sería aconsejable que no tuvieras ningún ideal o modelo al cual asirte o encadenarte. Sencillamente pídete y pídeles a otros fluir juntos en el gran río de la vida y a aceptarse como seres maravillosos que somos y, desde esa aceptación, cambiar cuando la situación lo requiera. La vida es precisamente eso: cambio; no perfección, ritmo; no métrica exacta.

Que la pases bien y que la paz sea contigo.

 
 

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