¿Qué Hacer en una Crisis Matrimonial? Consejos Prácticos

¿Cuál es el origen de una crisis matrimonial? Las razones pueden ser muchas. Desde celos, faltas de respeto, hasta discusiones constantes o infidelidad. Como sea, todas estas causas tienen en común lo siguiente: El hábito de aplazar durante mucho tiempo la búsqueda de soluciones.

Roberto Doussang
Roberto Doussang
26 de May · 728 palabras.
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🕘 Resumen

Las crisis matrimoniales pueden tener diversas causas, desde celos hasta infidelidad, pero todas tienen en común la tendencia a aplazar la búsqueda de soluciones. Cuando los conflictos en la relación se vuelven sostenidos en el tiempo, el matrimonio puede entrar en una fase de desconexión emocional que puede llevar a la ruptura o a otros comportamientos dañinos. Esta falta de empatía y dificultad para lograr intimidad en la pareja es lo que provoca la espiral de agresividad propia de una crisis. El error es pensar que la ira, negatividad, pesimismo o reproche pueden solucionar algo. Aprender a interrelacionarse eficazmente para que los conflictos tengan una salida rápida es característico de un matrimonio que logra sobreponerse. Es necesario desarrollar la actitud de buscar activamente una solución en los momentos indicados. El matrimonio necesita crear mecanismos de interrelación que se vuelvan automáticos para lograr superar las crisis: la clave es no postergar la búsqueda de soluciones.
¿Cuál es el origen de una crisis matrimonial? Las razones pueden ser muchas. Desde celos, faltas de respeto, hasta discusiones constantes o infidelidad. Como sea, todas estas causas tienen en común lo siguiente: El hábito de aplazar durante mucho tiempo la búsqueda de soluciones.

Cuando se pasa por un clima conflictivo en la relación de manera sostenida en el tiempo, el matrimonio tiende a entrar en una fase de desconexión emocional, que finalmente puede llevar a la ruptura o a otro tipo de comportamientos, como por ejemplo, la infidelidad. Esta “desconexión emocional” no es otra cosa que la falta de empatía dentro de la relación, y la dificultad para lograr verdadera intimidad en la pareja. Es esto lo que provoca que finalmente un matrimonio ya no tenga las fuerzas ni la claridad necesaria para salir del espiral de agresividad propia de una crisis.

El gran drama de todo esto es que las personas llegan a creer como cierta la percepción de que mediante la ira, la negatividad, el pesimismo o el reproche, van a solucionar algo. Estas actitudes, que pueden parecer totalmente justificadas, no van a arreglar el problema de fondo, que es la perdida de intimidad y conexión emocional en el matrimonio. Si no se aprende eficazmente la manera de interrelacionarse para que los conflictos tengan una salida rápida, no solo estaremos poniendo en peligro el matrimonio, sino que también nos estaremos perjudicando en lo personal. El tener esos sentimientos negativos estancados en nuestro interior nos afecta espiritualmente e incluso puede manifestarse en tu salud física.

Cómo ya te has podido dar cuenta, el aprender a dar solución rápida a las diferencias es una de las características destacadas de un matrimonio que logra sobreponerse a los desacuerdos y a los conflictos. Incluso más: A medida que practican la costumbre de buscar activamente una solución en los momentos indicados, estos mecanismos de interrelación pueden volverse automáticos.

Para lograr esta meta, es importante contar con las siguientes características que puedes comenzar a desarrollar a partir de hoy mismo:

“Errar es humano, perdonar es divino”. Esta conocida frase de Alexander Pope, a pesar de haberse convertido casi en un cliché, resume muy bien un hecho comprobado: El perdón libera las energías negativas que se producen durante una crisis matrimonial. Cuando estas en disposición de perdonar sinceramente estas sacando de tu cuerpo una “mala vibración” que terminará volviéndose en contra de tu matrimonio. Sin embargo, algunos matrimonios tienen la costumbre de impedir este proceso. Cuando sus cónyuges muestran señales de arrepentimiento, y lo que es más, se muestran dispuestos a hacer algo por reparar el error, reciben rechazo como respuesta. Esto solo provocará que entren en el error que mencionamos al inicio de esta nota: Dilatar innecesariamente el conflicto.

Tampoco se puede construir un matrimonio sólido cuando no hay confianza mutua. El matrimonio se funda principalmente en un compromiso inquebrantable por construir una familia, una conexión que no puede disolverse por desavenencias triviales. Para lograr esto, tenemos que volvernos fuertes emocional y espiritualmente, para que de esa forma logremos el equilibrio necesario para mantener ese compromiso que da estabilidad a la relación. Esa estabilidad por supuesto, no puede existir si no tenemos confianza mutua.

Otra característica particular de un buen matrimonio es que respetan realmente el modo en que la pareja ve la vida, pero lo más importante, extraen valor y riqueza de esa visión particular. Cuando aprendemos a valorar una nueva perspectiva, nuestro mundo es un poco mejor.

Por último, es necesario asumir la responsabilidad por los resultados que hemos obtenido. Esta es la parte que la mayoría de las personas eluden. Es difícil superar una crisis matrimonial si ambos no asumen la responsabilidad por los resultados que se han obtenido. Pero responsabilizarse no tiene que ver necesariamente con la culpa. De nada sirve ir al extremo de pensar que toda la culpa la tenemos nosotros, o pensar que nuestra pareja tiene toda la culpa por lo que ha pasado. Pero resulta muy útil y necesario hacer una profunda reflexión sobre las acciones concretas que nos llevaron a tener tantos problemas en el matrimonio. Asumir la responsabilidad es importante porque nos permite entender qué cosas debemos cambiar.

Roberto Doussang
Autor del Reporte
Los Tres Pilares que Construyen una Relación de Pareja Exitosa

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