Tarot y el Cerro Místico

La tradición oral que llega a nosotros a través de las creencias populares de los ancianos lugareños, nos dice que estas tribus contemplaban extasiados las luces o entidades cósmicas que surcaban el cielo, atribuyendo este fenómeno a los espíritus de los muertos milenarios.

Pepe G
Pepe G
27 de August · 510 palabras.
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🕘 Resumen

El misterio del Cerro Uritorco y la ciudad intraterrena de Erks es uno de los más grandes de Argentina. El Cerro Uritorco se alza majestuosamente en las sierras chichas de la provincia de Córdoba y antes de la conquista de América, ya era considerado sagrado por los indígenas de la época llamados Comechingones. Según la tradición oral, estas tribus contemplaban extasiados las luces o entidades cósmicas que surcaban el cielo, atribuyendo este fenómeno a los espíritus de los muertos milenarios que emergían de sus tumbas. También se podían ver hombres que desaparecían entre las piedras sin dejar rastro alguno, según parece, provenían del fondo de la tierra, de la ciudad intraterrena de Erks. La leyenda metafísica dice que en el siglo XII, el Caballero Parsifal llevó el Santo Grial y la Cruz de los Templarios para dejarlos juntos al Bastón de Mando en las cercanías del sagrado Cerro Uritorco, con el fin de regenerar y trasmutar al hombre hacia el hombre de intelecto superior, para así completar una obra espiritual y metafísica de hermandad entre los hombres. En 1934, Orfelio Ulises, después de un viaje iniciático de ocho años por el Tíbet, accedió a la información secreta que había en los milenarios monasterios y encontró finalmente el Bastón de Mando o Piedra de la Sabiduría.
 Uno de los misterios más grandes de Argentina, y de los que más se ha escrito durante los últimos años es sin duda, el del cerro Uritorco y la ciudad intraterrestre de Erks, que supuestamente se encuentra en las profundidades de estos mágicos montes.
Con casi 2000 metros de altura se alza majestuosamente el cerro Uritorco, en las sierras chicas de la provincia de Córdoba, Argentina. Antes de la conquista de América, este cerro ya era considerado sagrado por los indígenas de la época llamados Comechingones.

La tradición oral que llega a nosotros a través de las creencias populares de los ancianos lugareños, nos dice que estas tribus contemplaban extasiados las luces o entidades cósmicas que surcaban el cielo, atribuyendo este fenómeno a los espíritus de los muertos milenarios que emergían de sus tumbas. Cuanto más grande era la luz, mayor energía demostraba tener el espíritu. También se podían ver caminando por el cerro a hombres que desaparecían entre las piedras sin dejar rastro alguno, según parece estos seres provenían del fondo de la tierra, la ciudad intraterrena de Erks.

Según dice la leyenda metafísica, en el s XII, el Caballero Parsifal llevó el Santo Grial y la Cruz de los Templarios, para dejarlos juntos al Bastón de Mando en las cercanías del Sagrado Cerro Uritorco con el fin de regenerar y trasmutar al hombre hacia el hombre de intelecto superior, para así completar una obra espiritual y metafísica de hermandad entre los hombres.

Bastón de mando original de los Cumichingones
En el año 1934, Orfelio Ulises después de un viaje iniciático de ocho años por el Tíbet, accedió a la información secreta que había en los milenarios monasterios. En contacto con los grandes Lamas que le instruyeron sobre los misterios de la piedra sagrada, decidió realizar su peregrinaje a Sudamérica, donde fue guiado telepáticamente por los monjes, hasta el lugar donde encontraría finalmente el Bastón de Mando o Piedra de la Sabiduría.
El Bastón de 1,10 m de largo, es una pieza basáltica pulida de color negro y fue construida hace unos 8000 años aproximadamente, por orden del gran Cacique Voltán o Multán de los indios Comechingones, que ha estado en posesión del profesor Guillermo Terrera hasta el día de su muerte, el 19 de noviembre de 1998.

Avistamientos previos a la fenomenología Ovni
El fenómeno Ovni tomó fuerza a nivel mundial a mediados de los años cincuenta, pero en una entrevista que tuvimos con el profesor José Alvarez López, nos afirmó que a principio de siglo ya se sabía de las cosas raras que sucedían en el cerro Uritorco. El profesor de física atómica nos comentaba que en el año 1915, el padre de su esposa, Oscar Correas, que en ese entonces solo tenía 12 años, salió una tarde a pasear por las inmediaciones, pero por alejarse demasiado de su casa se extravió hasta el otro día por el cerro Uritorco, y pudo observar durante toda la noche variadas luces que iban y venían iluminando todo el cerro.

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